Las formas que adopta son muy variadas y sólo se encuentran limitadas por la pericia tecnológica y la imaginación de los menores acosadores, lo cual es poco esperanzador. Algunos ejemplos concretos podrían ser los siguientes:
· Colgar en Internet una imagen comprometida
(real o efectuada mediante fotomontajes) datos delicados, cosas que pueden
perjudicar o avergonzar a la víctima y darlo a conocer en su entorno de
relaciones.
· Dar de alta, con foto incluida, a la
víctima en un web donde se trata de votar a la persona más fea, a la menos
inteligente… y cargarle de puntos o votos para que aparezca en los primeros
lugares.
· Crear un perfil o espacio falso en nombre
de la víctima, en redes sociales o foros, donde se escriban a modo de
confesiones en primera persona determinados acontecimientos personales,
demandas explícitas de contactos sexuales…
· Dejar comentarios ofensivos en foros o
participar agresivamente en chats haciéndose pasar por la víctima de manera que
las reacciones vayan posteriormente dirigidas a quien ha sufrido la usurpación
de personalidad.
· Dando de alta la dirección de correo
electrónico en determinados sitios para que luego sea víctima de spam, de
contactos con desconocidos…
· Usurpar su clave de correo electrónico
para, además de cambiarla de forma que su legítimo propietario no lo pueda
consultar, leer los mensajes que a su buzón le llegan violando su intimidad.
· Provocar a la víctima en servicios web que
cuentan con una persona responsable de vigilar o moderar lo que allí pasa
(chats, juegos online, comunidades virtuales…) para conseguir una reacción
violenta que, una vez denunciada o evidenciada, le suponga la exclusión de quien
realmente venía siendo la víctima.
· Hacer circular rumores en los cuales a la
víctima se le suponga un comportamiento reprochable, ofensivo o desleal, de
forma que sean otros quienes, sin poner en duda lo que leen, ejerzan sus
propias formas de represalia o acoso.
· Enviar menajes amenazantes por e-mail o
SMS, perseguir y acechar a la víctima en los lugares de Internet en los se
relaciona de manera habitual provocándole una sensación de completo agobio.